domingo, 31 de enero de 2010

CALLEJERO, por Alberto Cortez

TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS, de Kahlil Gibran

Tus hijos no son tus hijosson hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a traves de ti

y aunque estén contigono te pertenecen.
Puedes darles tu amor,pero no tus pensamientos,

pues,ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,pero no sus almas,

porque ellas,viven en la casa del mañana,
que no puedes visitarni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,

pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual,

tus hijos como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinacionen tu mano de arquero

sea para la felicidad.

Kahlil Gibran

martes, 5 de enero de 2010

NO TE RINDAS, de Mario Benedetti

NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.



No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.


No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

HASTA SIEMPRE, GANDHITO, por Mirta Núñez


Dicen que tenía 13 años. Nunca lo sabré con certeza.
Sólo sé que vivió 7 años en mi casa y que en esos años aprendí a quererlo, entenderlo, cuidarlo, mimarlo, curarlo, alimentarlo, decodificar su ronroneo.

A cambio, me llenó de ternura y agradecimiento por haberlo sacado de la calle, donde pasaba hambre y se mojaba cuando llovía.

Provengo de una familia "antigatos". Mi padre aseguraba que los gatos son traicioneros, que no se puede confiar en ellos, a diferencia de los perros, que son más fieles. Y yo me lo creí hasta que conocí a Gandhi, el gato más bueno del mundo, tan necesitado de amor, incapaz de hacerle mal a nadie.

Últimamente tenía problemas para comer. Sus pocos dientes ya no daban más y el veterinario aconsejó hacerle una limpieza dental, con anestesia total. Pensé que así le daría mejor calidad de vida y dejaría de tragar el alimento sin masticar.

Le costó salir de la anestesia. Parecía eterna. Cuando se le fue el efecto comenzó a tener fiebre. No sólo seguía con problemas para comer sino que ni siquiera tomaba agua por sus propios medios.

Hasta ese día tuve temor de que no saliera vivo de la situación, pero sorpresivamente empezó a mejorar, a comer alimento blando y duro, a tomar agua, a andar por toda la casa como antes.

Zafó - pensé - Gandhi ya está bien, por suerte. Ya sé que es un gato viejo, pero no se morirá de esto. Todavía un tiempo más puede vivir. Fue un susto nomás.

El 30 de diciembre, cuando me iba a trabajar, él quedaba en el balcón tomando solcito. Me despedí de él diciéndole:

- Dale, chancho burgués, vos seguí ahí tomando sol que yo me voy a hacer la última recorrida de tribunales del año...:-)

Por la noche, al regresar, no me vino a esperar. Estaba medio escondido en una silla y en silencio (cosa rara en él, porque si los animales se parecen a sus dueños, era verborrágico como yo).

Tenía visitas y hasta bromeé acerca de que era un gato tan inteligente que ya había aprendido a detectar quiénes de mis amigas lo querían y quiénes rechazaban a los gatos.

El último día del año. al despertarme, lo llamé desde la cama. No venía. Raro. Estará tomando sol en el balcón, pensé. Me levanté y comencé a buscarlo por la casa y nada. ¿Dónde se habría metido? Lo encontré en el último lugar que miré, que es donde se escondía cuando algo le daba mucho miedo: entre mi cama y el placard, muerto.

Pegué un grito de dolor y rompí en llanto.
Otra vez un 31 de diciembre lo comenzaba con una muerte.
Hace años fue la de mi hermano, ahora la de Gandhi.

¿Sería esa su traición? Dejarme justo en esa fecha, tan dolorosa para mí.

Después pensé que tal vez, sabiendo que iba a sufrir, eligió una fecha tan importante para mí, para que dimensionara la proporción entre un dolor y otro.

¿Qué se hace con un gato muerto, le pregunté al veterinario?
Decidí llevarlo allí para hacerlo cremar y no guardar sus cenizas.

Al rato saqué de mi casa todo lo que le había pertenecido y lo llevé al Hospital Italiano para otros gatos allí abandonados. De allí había venido Gandhi 7 años antes.
Recién ahí sentí un poco de paz. Pero todavía me levanto y me salen ciertos automatismos que tenía mientras él estaba en casa.

Y me parece raro abrir la puerta y no encontrarlo.
Fue mi primera mascota. El que me enseñó a perderle el miedo a gatos y perros.
Me enseñó muchas cosas más.

HASTA SIEMPRE, GANDHITO.

Gracias por haberme hecho mejor ser humano.
Coincido con las palabras de Anatole France: "Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida".