sábado, 25 de agosto de 2007

EL ULTIMO EXAMEN, de Mirta Núñez

Hace hoy 25 años, rendí mi último examen de la carrera de Abogacía en la UBA.
Eran tiempos difíciles, 25 de agosto del 82. Año de la guerra de Malvinas.
Mi última materia fue Derecho Internacional Privado.
La rendí "libre", como casi todas las demás, ya que la facu no aseguraba al alumno la posibilidad de cursar más que una materia por cuatrimestre.
De haber seguido en ese régimen, me hubiera llevado entre 14 y 15 años recibirme.
Al haber hecho el 70 % de la carrera rindiendo materias "libres", nunca llegué a tener un grupo de compañeros ni siquiera medianamente estable.
Cada uno iba haciendo la carrera como podía, como salía sorteado o como su coraje o su temor le permitieran o no presentar a dar "libre".
Iba a rendir mi última materia y estaba sola, con 80 o 100 estudiantes más en idéntica situación, a los cuales vería por primera y única vez en mi vida.
Mi hermano , con apenas 21 años, consideró que "alguien tenía que estar", en tan importante momento. De modo que se puso su mejor traje (sabía que en Derecho no usar traje en un examen era pecado mortal),entró a la enorme aula y se sentó junto al resto de los alumnos que esperaban para rendir, como si fuera uno más de ellos. Tampoco se acostumbraba en mi Facultad tirar huevos a la salida al flamante graduado. Todo tenía que ser prolijo y ordenado.
No lo atribuyo sólo a la dictadura que imperaba, sino a una particularidad de ESA facultad, ya que en la misma época, mis amigas se graduaban en Medicina o Bioquímica y a la salida estábamos todas con huevos, ketchup, harina.
Rendí el examen oral y aprobé con 8. Una vez que el alumno se levantaba de la mesa examinadora podía salir del aula, ya que había que esperar largas horas hasta que rinndieran todos y entregaran las libretas universitarias con las notas. Obviamente, del 8 me enteré más tarde, pero sí tuve de entrada la certeza de que había aprobado y que ese sería MI ULTIMO EXAMEN.
En el mismo instante en que yo me levanté y salí al pasillo por la puerta de adelante, mi hermano salió por la puerta de atrás y NOS ESTRECHAMOS EN UN ABRAZO que jamás olvidaré. ACABABA DE CONVERTIRME EN ABOGADA.
- Hay que llamar a los viejos, que están ansiosos esperando el resultado.
Los teléfonos públicos de la Facultad, de ENTEL, no funcionaban. El único cercano estaba en la Confitería Las Artes y tampoco andaba. Obviamente, no existían los celulares, así que el llamado nunca pude hacerlo.
Llegué a mi casa, agotada por el examen aunque FELIZ de haber logrado mi META y aunque lo único que deseaba era DESCANSAR, mi padre salió corriendo a LAS VIOLETAS a comprar "de todo" para FESTEJAR.
Pronto corrió la noticia y al rato estaban en casa familiares y amigos, celebrando conmigo. ¿ Pueden creer que no recuerdo examente quiénes estaban? Yo estaba como en la luna, en una nebulosa, sin entender cómo sería mi vida de ahí en más teniendo SOLO QUE TRABAJAR (hasta entonces estudiaba y trabajaba).
Pensé ese día que sería MI ULTIMO EXAMEN.
Qué ingenuidad. Claro, tenía 24 años y no sabía que no sólo a nivel estudio sino en la vida, debería rendir muchos exámenes más.
Mirta Núñez

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