martes, 24 de noviembre de 2009

Invictus, de William Ernest Henley

INVICTUS.


Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada

sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas
e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años me encuentra,
y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
S
oy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley (uno de los poetas favoritos de Nelson Mandella).

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