jueves, 24 de septiembre de 2009

Cuerpos dolientes, por Mirta Núñez



¿Cuánto dolor puede soportar un ser humano en un período crítico de su vida?

¿Hasta dónde "el cuerpo aguanta"? ¿Cuándo empieza a gritar ese cuerpo lo que no se pudo gritar en palabras?

De pronto un infarto que estalla, una úlcera que se perfora, un pulmón que no permite fluir el aire, dan cuenta de la acumulación de dolores transitados.

Dolores-no-físicos, sino del alma.

Esos que empezaron en el alma y se pasaron al cuerpo. Se hicieron gráficos en el cuerpo. Hablaron a través de los órganos y sus funciones/disfuncionales se hicieron "para parar la pelota".

Si terminás en terapia intensiva o en un quirófano, cuando salís - si te salvaste - tenés una vida nueva y querés una vida nueva. Sabés que te salvaste para seguir viviendo, pero no igual, sino mejor. Porque no querés volver a la cercanía del túnel sino que querés salir al sol.

¿Qué tendrás que matar dentro tuyo para no morirte vos?
¿Qué tendrás que soltar dentro tuyo para poder andar vos?
¿De quién tendrás que separarte de tu entorno?
¿A quién deberías acercarte más?
¿A quién es indispensable que olvides, entierres, dejes partir?
¿A quién es preciso perdonar?

La vida siempre puede más, suele decir mi amiga Lucy - la estoica -

Y cuando la crisis se supera uno se pregunta cómo pudo soportar tantos años tal vínculo, tal malestar, tal situación que a fuerza de cotidiana se naturaliza aunque sea siniestra.

¿Hay salida? Sí, la hay si se la busca. Generalmente se encuentra por el mismo lugar donde se entró. Conviene buscar por allí.

Mirta Núñez
http://www.mirta-nunez.com.ar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario