domingo, 13 de septiembre de 2009

Las cenizas de mi ex, por Mirta Núñez

El sábado se cumplieron seis años de la muerte de mi padre y contándole por mail a una amiga que vive en Estados Unidos, le decía que mi padre había pedido cremación y que para mí una de las cosas más difíciles de afrontar había sido recibir en mis manos la urna con las cenizas "calientes" y "el peso" (que al menos yo, sentí inmenso) que tenía esa urnita tan pequeña.

En mi fantasía las cenizas de un muerto eran algo casi etéreo que no pesaba nada.
Ignoraba también que cuando te entregan las cenizas las misma todavía están calientes.

Fue un impacto muy fuerte el que me causó la situación y ya le dije a mi madre que en lo posible no me haga el mismo pedido para ella, si me toca a mí tener que despedir sus restos algún día.
Aunque ahora ya sé que un cuerpo cremado "pesa" y que la urna bien se podría retirar al día siguiente, cuando ya esté fría. En fin...

Mi amiga me responde - como siempre, con un largo mail - y en una parte me escribe lo siguiente:

"Te he contado algo muy gracioso? En uno de mis viajes a Salt Lake City encontré en una tienda una urna que dice "Ashes of my Ex", (Cenizas de mi Ex) e inmediatamente la compré. Mis amigas quieren una igual pero nunca he vuelto a ver otra igual y en una de las últimas visitas de Raúl se me olvidó y no la guardé. Está en un librero que hay en la cocina y él se sentó justamente enfrente, sin comentarios."

Me tiento de risa de imaginarme la escena.Pobre hombre su ex, ver como adorno una urna con sus imaginarias cenizas. No, si los yankees las piensan todas.

Un asesor de marketing me diría que bien podría ofrecérselas en venta a mis clientas cuando se divorcian.¿Dónde me dijiste, Lupita, que la compraste?

Mirta Núñez

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