martes, 5 de enero de 2010

HASTA SIEMPRE, GANDHITO, por Mirta Núñez


Dicen que tenía 13 años. Nunca lo sabré con certeza.
Sólo sé que vivió 7 años en mi casa y que en esos años aprendí a quererlo, entenderlo, cuidarlo, mimarlo, curarlo, alimentarlo, decodificar su ronroneo.

A cambio, me llenó de ternura y agradecimiento por haberlo sacado de la calle, donde pasaba hambre y se mojaba cuando llovía.

Provengo de una familia "antigatos". Mi padre aseguraba que los gatos son traicioneros, que no se puede confiar en ellos, a diferencia de los perros, que son más fieles. Y yo me lo creí hasta que conocí a Gandhi, el gato más bueno del mundo, tan necesitado de amor, incapaz de hacerle mal a nadie.

Últimamente tenía problemas para comer. Sus pocos dientes ya no daban más y el veterinario aconsejó hacerle una limpieza dental, con anestesia total. Pensé que así le daría mejor calidad de vida y dejaría de tragar el alimento sin masticar.

Le costó salir de la anestesia. Parecía eterna. Cuando se le fue el efecto comenzó a tener fiebre. No sólo seguía con problemas para comer sino que ni siquiera tomaba agua por sus propios medios.

Hasta ese día tuve temor de que no saliera vivo de la situación, pero sorpresivamente empezó a mejorar, a comer alimento blando y duro, a tomar agua, a andar por toda la casa como antes.

Zafó - pensé - Gandhi ya está bien, por suerte. Ya sé que es un gato viejo, pero no se morirá de esto. Todavía un tiempo más puede vivir. Fue un susto nomás.

El 30 de diciembre, cuando me iba a trabajar, él quedaba en el balcón tomando solcito. Me despedí de él diciéndole:

- Dale, chancho burgués, vos seguí ahí tomando sol que yo me voy a hacer la última recorrida de tribunales del año...:-)

Por la noche, al regresar, no me vino a esperar. Estaba medio escondido en una silla y en silencio (cosa rara en él, porque si los animales se parecen a sus dueños, era verborrágico como yo).

Tenía visitas y hasta bromeé acerca de que era un gato tan inteligente que ya había aprendido a detectar quiénes de mis amigas lo querían y quiénes rechazaban a los gatos.

El último día del año. al despertarme, lo llamé desde la cama. No venía. Raro. Estará tomando sol en el balcón, pensé. Me levanté y comencé a buscarlo por la casa y nada. ¿Dónde se habría metido? Lo encontré en el último lugar que miré, que es donde se escondía cuando algo le daba mucho miedo: entre mi cama y el placard, muerto.

Pegué un grito de dolor y rompí en llanto.
Otra vez un 31 de diciembre lo comenzaba con una muerte.
Hace años fue la de mi hermano, ahora la de Gandhi.

¿Sería esa su traición? Dejarme justo en esa fecha, tan dolorosa para mí.

Después pensé que tal vez, sabiendo que iba a sufrir, eligió una fecha tan importante para mí, para que dimensionara la proporción entre un dolor y otro.

¿Qué se hace con un gato muerto, le pregunté al veterinario?
Decidí llevarlo allí para hacerlo cremar y no guardar sus cenizas.

Al rato saqué de mi casa todo lo que le había pertenecido y lo llevé al Hospital Italiano para otros gatos allí abandonados. De allí había venido Gandhi 7 años antes.
Recién ahí sentí un poco de paz. Pero todavía me levanto y me salen ciertos automatismos que tenía mientras él estaba en casa.

Y me parece raro abrir la puerta y no encontrarlo.
Fue mi primera mascota. El que me enseñó a perderle el miedo a gatos y perros.
Me enseñó muchas cosas más.

HASTA SIEMPRE, GANDHITO.

Gracias por haberme hecho mejor ser humano.
Coincido con las palabras de Anatole France: "Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida".





5 comentarios:

  1. Mirta comparto tu sentimiento de dolor, tambien he perdido a mi perra tan amada, la recupere de la calle y la tuve 6 años conmigo, dandole todo mi amor y cuidados, pero el 28 de enero el cancer me la llevo, ya no esta conmigo, solo m queda un vacio y el recuerdo de su mirada y su alegria cuando la sacaba a caminar. Ojala haya sentido todo mi amor. Es muy triste no tenerla. Gracias por compartir esta sensibilidad por ellos que tantas personas experimentamos. Sdos.

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  2. Mirta mucha fuerza!! qué lindo el amor que nos dan las mascotas son uno mas de la familia, un beso desde Barcelona, yo estoy mucho mejor.
    Mucha fuerza! un abrazo, Silvia Sejas Pardo

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  3. Ay Mirta... después dicen que los abogados no tenemos sentimientos... estoy en mi estudio sola llorando como una loca frente a la pc.- Yo se que nuestras mascotas vienen con un propósito a nuestras vidas y que cuando lo han cumplido se van. Y porsupuesto que forman parte de nuestras familias!

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  4. haaaa mirta me conmovió profundamente tu relato...evidencia tus valores,tus sentimientos y esa capacidad de expresión poca vista

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