Hay que tener un oído para escuchar
y otro para dejar de escuchar
cuando la palabra ensucia
o la música confunde.
Y habrá que tener un tercer oído
para los mensajes sublimes
para esos que nunca llegan
y tal vez se encuentran
en un colector sin bordes
a la intemperie
a punto de estallar.
y otro para dejar de escuchar
cuando la palabra ensucia
o la música confunde.
Y habrá que tener un tercer oído
para los mensajes sublimes
para esos que nunca llegan
y tal vez se encuentran
en un colector sin bordes
a la intemperie
a punto de estallar.
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