jueves, 26 de abril de 2007

PROSA Y VERSO PARA MI ABUELO, de Mirta Núñez

En octubre de 1985 viajé a Europa y uno de mis principales objetivos era conocer las aldeas donde nacieron mis abuelos paternos, en Galicia.
De mi paso por esas tierras, nació, a mi regreso, este texto:

"Y el abuelo entonces/cuando yo era niña, me hablaba de España/ del viento del norte, de su vieja aldea/ y de sus montañas" (Alberto Cortez, "El Abuelo")

Abuelo, gallego "grande", con las arrugas bien marcadas en la frente. Tu escaso cabello canoso sobresaliendo alrededor de la boina, como un contraste de colores y de tiempos. El paso lento, disimulado, para que nadie descubra que ya tus piernas no son las de un muchacho. Tu tono de voz fuerte, como si siempre estuvieras enojado.

Así te encontraría, seguramente, si pudiera dominar el tiempo; si fuera posible - por un instante - borrar la muerte, esa ladrona que llega a destiempo, te arrebata en un momento...y para siempre. Así te encontraría, por ejemplo, un domingo a la mañana en el Parque Centenario.

Te aseguro abuelo, que tengo que lograrlo...aunque más no sea en sueños o escribiendo un cuento:hoy siento que es necesario.

Esta vez no vengo a pedirte que juegues conmigo un rato ni a mostrarte el boletín ni a pedirte que repitas tus relatos.

Hoy soy yo, la que contando,quiere mimarte un rato.Pero nada de llorar: ese es el trato, nosotros lloramos, a escondidas en el baño.

Esta vez tu nieta es grande y te convida un cigarro:¡ Vamos, te invito un café!¡Habrá tanto que contarnos!

No voy a decirte que me recibí, que todavía no encontré el amor, ni que tengo un buen trabajo.Es más sencillo y tan grande,que no sé cómo expresarlo.

Sucede - sencillamente -que ya conocí tu tierra,que ya visité Galicia, que ya respiré en tu aldea.

Sucede - y es increíble -que ya pude ver tu casa,la antigua casa de piedra,de la que siempre me hablabas.
Aquella, la del de los plantas,la del tejado y el gato,la misma que te albergó junto a tus padres y hermanos.Esa de la cual partiste,hace tantos, tantos años!

Tu casa de juventud...Las tierras que trabajaron tus manos de labrador, me causaban estupor.Era entrar en tu pasado.

Esa niña que de pequeña escuchaba asombrada tus relatos de inmigrante, hoy ya mujer (y con vos del otro lado de la vida), atravesó los mares y los tiempos para reencontrarte.

Respiré profundo, contuve las lágrimas que ahogaban mi garganta, di mil vueltas alrededor de la casa, tomé una fruta de un árbol tal vez plantado por tus manos, la mordí y la tragué junto con la emoción que me provocaba estar allí.

La noche me sorprendió caminando de tu aldea hacia la de la abuela. La pobreza y la soledad calaron mis huesos. Mis raíces se afirmaron definitivamente en Galicia, marco geográfico en que me reconozco e identifico.

Mi abuelo volvió conmigo al lugar; porque puedo asegurar que estaba allí, sólo que se escondía para que su nieta no lo viera llorar. Yo hice lo mismo. Ese era el pacto.

Mirta Núñez (1985)
www.mirta-nunez.com.ar

5 comentarios:

  1. Gracias Mir por la oportunidad de tan cálido relato que se "implica" con la historia de tantos de nosotros...
    Gracias.
    María Adela.

    ResponderBorrar
  2. Mirta, me hiciste shorar!!!

    ResponderBorrar
  3. Gracias...! Por favor, tengan presente que si elijen la opción OTROS pueden poner su nombre en el comentario.
    Mirta Núñez

    ResponderBorrar
  4. Mirta me hiciste recordar amis padres,que ya fallecieron, y por un momento crei que yo había escrito este texto, gracias por recordarmelos.

    Marilu México.

    ResponderBorrar
  5. esta re lindo este poema te felicito....:(

    ResponderBorrar